Las SAS abren nuevas oportunidades para TEA LEA

La historia de TEA LEA comenzó que 2019, cuando Abigail Anzora aún era estudiante de ingeniería en alimentos en la Universidad de El Salvador. Una materia de innovación y emprendedurismo despertó en ella el interés de crear productos propios.

Su interés se centró en los tés. Primero experimentó con el té verde y, al notar que su sabor era plano, decidió combinarlo con frutas deshidratados. Así fue diseñando mezclas que además de sabor aportaban beneficios a la salud. La idea era potenciar los efectos: hay tés energizantes, antioxidantes o relajantes, y al combinarlos se obtiene un producto más complejo.

En 2020, justo al inicio de la pandemia, lanzó TEA LEA en redes sociales. El contexto, aunque complejo, jugó a su favor: la gente buscaba mejorar su alimentación, cuidar su salud y controlar el estrés. La demanda creció rápidamente y, con ella, los retos. Le comenzaron a contactar empresas que le solicitaban crédito fiscal. Para ese momento, solo se encontraba suscrita como persona natural.

Con el tiempo abrió un local físico en Antiguo Cuscatlán, donde vende sus mezclas empacadas y también las prepara, y sumó colaboradores en producción y atención al cliente. Sin embargo, llegó el momento de dar un paso más formal, entonces conoció la figura de las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS).

La SAS le permitió separar sus finanzas personales de las de la empresa, inscribir a sus colaboradores en el seguro social y generar mayor confianza. El modelo SAS ha cambiado las reglas del juego para los emprendedores. A diferencia de las sociedades tradicionales, que requieren dos o más socios, las SAS pueden constituirse con una sola persona natural o jurídica. El trámite es 100% en línea, con firma autógrafa o firma electrónica certificada. Además, la constitución y matrícula son gratuitas hasta el 31 de diciembre de 2025, y el capital mínimo es de apenas $1.

Hoy TEA LEA no solo cuenta con un local físico y dos empleadas en planilla, sino que tiene planes de ampliar locales y entrar al merado de supermercados y exportación. Esta historia confirma cómo las SAS son más que un trámite, son una puerta de entrada para que emprendimientos salvadoreños se consoliden, ganen credibilidad y tengan acceso a nuevas oportunidades de crecimiento.

Fuente: Diario El Salvador